No existe ‘él’ o ‘ella’: escuela sueca educa alumnos con género neutro
En su esfuerzo por erradicar los estereotipos y la desigualdad de género, la escuela 'Egalia' evita usar palabras como "él" o "ella" y fomenta que los niños y los niños aprendan en un ambiente de neutralidad de género.
Podría ser solamente un experimento social o el futuro de una sociedad más igualitaria que permita a las personas expresarse como individuos a su máximo potencial sin las limitaciones de los estereotipos.
En la escuela preescolar “Egalia”, en Estocolmo, Suecia, los profesores y staff evitan utilizar palabras como “él” o “ella” y se dirigen a los 33 niños como “amigos” (usando un término de género neutral) y no como niñas y niños.
Desde el color y la ubicación de los juguetes o la selección de los libros, cada detalle ha sido planeado cuidadosamente para que los niños no caigan en estereotipos de género.
“La sociedad espera que la niñas sean femeninas, lindas y buenas, y que los niños sean masculinos, rudos y extrovertidos”, dice Jenny Johnsson, una maestra de 31 años. “Egalia les da una fantástica oportunidad de ser quien quieran ser”.
Altamente consciente de la desigualdad de géneros y de la programación social que ocurre, una de las misiones del sistema educativo sueco es acabar con los roles de género, de aquí que surja “Egalia”, una escuela financiada con el dinero de los contribuyentes.
Algunas escuelas en Suecia han empezado a contratar pedagogos especializados en identificar lenguaje y comportamientos que refuerzan los estereotipos de género.
No es de extrañar que muchos padres se preocupan de que la obsesión por aniquilar los roles estereotípicos de género en Suecia podría hacer que sus hijos no estén preparados para desarrollarse fuera del reino de igualdad y neutralidad de las escuelas.
“Los roles de género diferentes no son problemáticos siempre y cuando se les dé el mismo valor”, dice Tanja Bergkvist, una blogger que lidera el movimiento en contra de lo que llama “la locura de género”.
En Egalia esta manía ha llegado al punto de que los Legos son colocados en la cocina para sugerir que no existen barreras entre cocinar y construir y que ambas actividades tienen el mismo valor. Muchos de los libros que se leen lidian con parejas homosexuales, padres solteros o niños adoptados. Cuando se juega a “la casita” y alguien pide ser “la mamá”, se les dice a los niños que pueden haber varias mamás.
La controversia se mantiene. ¿Un experimento de control mental destinado a fracasar o una osada manifestación de igualdad social adelantada a su tiempo?
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