Educando al pie del Himalaya
Hace una década, José María Díaz Peréz vendió su casa, su coche y dejó su trabajo para volver a Nepal.
Creó la ONG Educanepal, que ya ha
alfabetizado a más de 4000 menores y cuenta con dos casas de acogida
para niñas huérfanas y abandonadas.
Alumnas del colegio Basudev
Todo empezó hace ahora 11 años. José María Díaz Pérez daba clases de
inglés en un instituto de Gran Canaria, y tenía una vida plácida. Sin
embargo, siempre había tenido la inquietud de irse a vivir fuera de
España durante un tiempo, un lugar donde además pudiera hacer algún
voluntariado. Antes, eso sí, “había viajado como mochilero por la India,
Sri Lanka e Indonesia, y me sentía como pez en el agua”, confiesa. En
el año 2000, una ONG británica le ofreció la oportunidad de irse a
Nepal durante dos años, para formar y capacitar a profesores locales.
“En sólo unos días, me cambió la vida. Cada mañana, en la aldea donde
vivía, veía niños trabajando en hornos y cantinas, o picando piedras
durante horas, para vender luego gravilla para la construcción. También
conocí a muchas niñas que iban a ser vendidas por sus familias para
trabajar en circos y burdeles”, relata el profesor grancanario. Esta
dolorosa realidad le impactó tanto que la primera vez que volvió a
casa, decidió que debía hacer algo. “Sus problemas me tocaron el
corazón, y quise echarles una mano”. Así, al año de regresar a su Gran
Canaria natal, José María dejó su trabajo, vendió su casa y su coche y
empezó a dedicarle las 24 horas del día a lo que hoy es la ONG
Educanepal.
Con el dinero ahorrado y la ilusión como único compañero de viaje,
se montó de nuevo en un avión con destino al país asiático. “Primero
empecé en la aldea donde vivía, enseñando a unos 30 niños gracias a la
ayuda de familiares y amigos, y al mismo tiempo que terminaba mi
voluntariado”, explica José María, cuya asociación nació con el objetivo
de escolarizar a los niños de las aldeas del Himalaya y prevenir la
explotación laboral y la trata de menores.
José Díaz con niños en casa de acogida de Educanepal
En apenas nueve años, Educanepal ha logrado
alfabetizar a más de 4.000 menores
y trabaja ya en 32 aldeas nepalíes. Además, realiza una importante
labor de sensibilización con las familias, a las que escenifican
mediante una obra de teatro cómo actúan las mafias que trafican con
seres humanos. “También hemos creado cooperativas de mujeres, para
generar recursos en la zona. Ellas mismas gestionan sus acciones y
proyectos. Toman parte en el proceso y desarrollo de los iniciativas”,
expone José María Díaz, cuya ONG también cuenta con dos casas de
acogida para niñas huérfanas y abandonadas en riesgo de exclusión.
“Empecé solo y poco a poco di a conocer lo que vivía en Nepal; pero era
sólo mi testimonio y necesitaba ilustrarlo de algún modo”, plantea el
cooperante grancanario, quien reconoce que “la gente al principio me
decía que estaba loco y me preguntaban qué estaba haciendo con mi vida.
Pero siempre conté con el apoyo de mis padres, que sabían que estaba
dispuesto a hacer lo que fuera por aquellos niños que, a pesar de sus
circunstancias y de lo que padecían, nunca dejaban de sonreír”.
Con el tiempo, y tras mucho esfuerzo y sacrificio, la familia de
Educanepal fue creciendo, gracias a las aportaciones de amigos y
conocidos de José María, que se hicieron padrinos y socios de la ONG, y
también merced a las aportaciones de algunas entidades públicas. En la
actualidad, la organización tiene 220 socios en en España, aunque el
objetivo es lograr muchos más, máxime después de haber sido declarada
de Utilidad Pública por el Ministerio del Interior.
Su vida en papel
Con el objetivo de reunir todo lo vivido al pie de los Himalayas, José María Díaz acaba de publicar el libro
Dibujando sonrisas,
un relato autobiográfico. “El libro surgió por casualidad. Nunca
pensé que pudiera llegar a publicar aquel diario que empecé sentado en
el avión en el que viajaba por primera vez a Nepal”, explica el
cooperante, que recuerda que “hace dos años alguien me sugirió la idea
de darle vida a ese diario”. “Había mucha gente que quería saber lo
que fui sintiendo en cada etapa, mis dudas y miedos, y eso es
precisamente lo que cuento en el libro. Yo no tenía a nadie con quien
compartir mi vida en aquel país, porque cuando llegué no había
extranjeros, y al principio ni siquiera sabía el idioma. Todos mis
sentimientos iban a aquel diario”, denota José María, que empleará los
beneficios en los proyectos de Educanepal. Todos los beneficios
recaucados por la venta de este libro van destinados a la ONG.
Dibujando sonrisas